Mi trabajo está motivado esencialmente por una revisión hacia el pasado, directamente hacia mi niñez, este desarrollo  me da la noción de una “antropología temporal”, que la interpretó como (Una excavación de tiempos sucesivos en los que persiste la discontinuidad) hay que preguntarse por las huellas que dejan ciertos momentos, quizás denunciando el pasado o tal vez queriendo revelarse delante de nosotros para tener una nueva interpretación. En la búsqueda de estos tiempos, una constante es la guerra, que determinó completamente este proceso enfrentando a una postura que aunque la sentí, siempre la calle.

La pintura me permite hacer las preguntas adecuadas no solo sobre el tiempo, sino también sobre la ausencia, el olvido  y en especial, pensar en un aspecto importante y decisivo en la supervivencia al tiempo, el recordar. Recordar  es más un medio que una herramienta, utiliza siempre el origen como una aproximación lógica entre determinado momento y el presente continuo, en él, se mezclan objetos, escenas,  colores, olores, incluso las personas mismas. Recordar es en sí como escavar, por ello diremos que el recuerdo  está cercano a nosotros, pero guarda una doble distancia, creemos haberlo recuperado y podemos manipularlo, pero en cierto modo el lugar de donde lo tomamos se desfiguró, tenemos el gesto pero no su firmeza.

Para esto la importante labor de la pintura captura las redes que se unen en el recordar, sentimientos, lugares, personas y cosas. Incluso los más pequeños instantes. Para mi es vital transcribirlos,  para volverlos a interpretar y  descubrirlos convertidos en imagen. La pintura permite ese estado de ambivalencia entre todas estas nociones, en especial todo lo que conlleva  el ejercicio de recordar y olvidar. Quizás se cargue de un elemento inocente como el  juego, esté que lleva consigo una sentencia de presencia-ausencia., La pintura no duplica, se opone a la copia de la realidad, de hecho fábrica o supera la realidad., La pintura es un asunto verosímil pero no real, es creación.

Decidí también aludir al olvido., Esto se debe a que en cierto modo existe siempre en nosotros una carga excesiva de recuerdos, y esto podría convertir lo importante en un asunto fechado y sin importancia, por ello hay que olvidar pero hay que saber qué. Por lo tanto, ¿qué determina el olvido? Quizás se produzca debido a la falta de enclaves de recuperación adecuadas, y no tanto por la una especie de sobrescritura o destrucción de las huellas de memoria iniciales. Así, el olvido sería tanto un problema en el que la pérdida de nuestra información está esparcida sobre esta línea de tiempo, las huellas de la memoria están siempre en una competencia contra nuestra propia temporalidad. Sería algo monstruoso recordarlo todo, de hecho siempre se selecciona lo más importante para hacer continuidad y depurar la información, este es el gran problema de enfrentarse a la escala del olvido, el olvido como elemento fundador, la construcción, destrucción y reconstrucción. Por ello lo que encuentro en la pintura a través de esta experiencia se sostiene siempre sobre una base movediza que resucita escenas del pasado que pasan del lado inconsciente al tramo opuesto, al hacerlas conscientes estas se manifiestan, se enfrentan y se transforman.